top of page

Alquiler en Reino Unido

  • sobre-vivirljosdcasa
  • 9 dic 2015
  • 10 Min. de lectura

Aterrizando en Reino Unido:

Llegamos a Inglaterra en el año 2012, y elegimos Cambridge para probar suerte. Nos atrajo la fama de ciudad “joven”, el ambiente académico que podría suponer un inglés más correcto, y también su cercanía al aeropuerto de Stansted, facilitando los viajes a casa.

Al llegar a Cambridge, buscamos un Bed and Breakfast y alquilamos una habitación triple (éramos una pareja más un amigo) para las dos primeras noches. Y después, compramos una tarjeta SIM y nos dedicamos a llamar a todos los anuncios de habitaciones disponibles en pisos compartidos. Buscábamos un piso que tuviera disponible una habitación doble para una pareja, y además una individual para nuestro compañero. Pronto entendimos que lo que buscábamos no era fácil…

Visto que compartir en nuestras circunstancias parecía bastante complicado, visitamos un par de agencias de alquiler, planteándonos alquilar un piso completo para nosotros tres. Y así fue como descubrimos que, si no tienes contrato de trabajo, lo habitual es que en las agencias te exijan pagar inicialmente al menos 6 meses de alquiler. Dado nuestro presupuesto, esa opción quedaba más que descartada.

Con los primeros sorbos de dura realidad, prolongamos una noche más nuestra reserva en el B&B, y ampliamos nuestro espectro con dos opciones que inicialmente no nos habían convencido. Una era separarnos (parecía más fácil encontrar habitaciones sueltas) y la otra era alquilar un piso directamente a un particular. Conseguimos el teléfono de un casero (aquí llamados landlords) que tenía disponible un piso de dos habitaciones, una doble y una individual. Eureka!



Alquilando nuestro primer piso en Cambrige:


Quedamos con el casero en el piso, y la primera impresión fue un poco desalentadora. El piso estaba vacío (a excepción de los muebles de la cocina), lo estaban pintando, y en general estaban dándole un lavado de cara. Parecía bastante poca cosa para las 850 libras que pedían por él. Pero el tiempo apremiaba, así que le dijimos que sí nos interesaba. Su respuesta nos pilló un poco desprevenidos: ya había enseñado la casa a otra gente que también estaba interesada, y se la quedaría quien antes le entregase una señal de 100 libras. Mal rollo. Era lo típico que habíamos leído en mil sitios que no había que hacer. Y, sin embargo, lo hicimos.

Le entregamos el dinero en efectivo, mis dos compañeros se quedaron en el piso echando otro vistazo, y yo me fui con el casero a una papelería a fotocopiar mi documentación para que pudiese preparar el contrato. Por el camino, recibió una llamada de los que habían visto el piso antes que nosotros, porque se habían decidido y querían pagar la fianza. Les dijo que llamaban 10 minutos tarde, y yo no supe si nos estaban estafando de la manera más clásica, o acabábamos de tener nuestro primer golpe de suerte.

Dos días después (y tras prorrogar por segunda vez nuestra estancia en la habitación triple del B&B), nos trasladamos a nuestro piso que olía a recién pintado, y tenía el mobiliario imprescindible en las habitaciones (el salón nos lo amueblaría unos días más tarde). Firmamos el contrato, revisamos todo el inventario exhaustivamente con el casero, y pagamos el primer mes (descontada la fianza) más otro mes y medio de depósito (a recuperar cuando dejásemos el piso, si todo estaba en orden).

En Reino Unido, el inquilino que alquila un piso tiene que pagar un impuesto en el ayuntamiento correspondiente llamado “Council Tax”, que incluye diversos servicios según el ayuntamiento (recogida de basuras, policía local, alumbrado público…) En Edimburgo, por ejemplo, este impuesto incluye el consumo de agua. En Cambridge, no. La cuantía que se paga depende de la categoría a la que corresponda la casa, según unos baremos que establece también cada ayuntamiento (tamaño, valor de la propiedad, situación…) En este caso en particular, nos correspondía pagar 125 libras mensuales.

Adicionalmente, los gastos mínimos que conlleva el alquilar un piso son los de la electricidad, el gas (si lo tuviera) y el agua (si no está incluida en los impuestos). Probablemente también la tarifa de internet. En nuestro caso, la energía la pagábamos con tarjeta prepago, y suponía unas 120 libras al mes, el agua eran unas 40 libras, y no contratamos internet para el piso (solíamos ir a la biblioteca).

El reparto que nos pareció razonable a los tres fue que la pareja pagábamos el 60%, y nuestro amigo el otro 40%. De ahí las cifras de la tabla de arriba.

Vivimos en este piso durante 6 meses, hasta que el dueño decidió ponerlo a la venta. Nos dio el mes de aviso al que le obligaba el contrato, así que tuvimos tiempo para buscar otro sitio. Coincidió en el tiempo con que nuestro amigo se iba de Cambridge, así que decidimos probar a compartir casa con otra gente (“shared flat/house”).



Compartiendo casa


La oferta de habitaciones en casas compartidas es enorme en Reino Unido. Hay muchas páginas web dedicadas a anunciar habitaciones o a solicitarlas, y un rápido vistazo a cualquiera de estas páginas os mostrará que la facilidad para encontrar habitación varía mucho dependiendo de si se es una chica, un chico, o una pareja (la dificultad crece en ese orden). El más difícil todavía es si además se viaja con mascota (pet friendly home). No era nuestro caso, pero encontrar habitación para una pareja también puede resultar complicado, según el momento y la ciudad.

Después de visitar varias casas, ninguna de las cuales cumplía con nuestras expectativas mínimas (de limpieza, de espacio, o de tranquilidad, o varias a la vez), por fin encontramos habitación en una casa grande, compartida con otras 10 personas más.


Entre las cosas positivas de la experiencia, destacamos que vivir en un ambiente tan multicultural te vuelve más tolerante y abierto de mente (en la casa vivíamos dos parejas de españoles, tres chinos, una portuguesa, una belga, dos húngaros, y el dueño, inglés). Es un ambiente diferente, solidario, y desde luego se aprende a compartir. La mayoría éramos inmigrantes buscando un porvenir, y las experiencias de otros pueden ser muy enriquecedoras también.

Pero algunos meses después nos surgió la oportunidad de alquilar una habitación en la casa de una familia (el matrimonio y su hija única), y decidimos que nos apetecía un poco más de espacio y tranquilidad.

Compartir casa es la opción más económica, pero siempre conviene dejar claras las condiciones desde el principio. Lo habitual es que cada uno pague su cuota fija del alquiler, más un porcentaje de las facturas y los impuestos. Como las facturas varían mucho de unas casas a otras, es un dato importante y que conviene preguntar (hay casas bien aisladas que se mantienen calentitas en invierno con 50 libras al mes, y otras necesitan el triple). En nuestro caso, al vivir el dueño de la casa con nosotros, él no pagaba alquiler, y se hacía cargo de las facturas, por lo que pagábamos lo mismo todos los meses: 585 libras por una habitación doble para uso de una pareja.

Finalmente, aunque parezca cosa de sentido común, temas como la limpieza de las zonas comunes, el reparto de armarios, turnos de lavadoras, etc, pueden generar fricciones cuando se está compartiendo con personas que, al menos al principio, son desconocidas. Cuanto más claras se dejen las cosas desde el principio, menos sorpresas desagradables nos esperarán más tarde.


Viviendo con una familia


Esta es una opción poco habitual para una pareja (lo habitual es que vivan así las chicas que trabajan de Au Pair), pero que puede resultar muy positiva, especialmente para darle un buen empujón al inglés. La mayoría de personas compartiendo piso están en nuestra misma situación (a excepción de los estudiantes universitarios), y la oportunidad de compartir con una familia local puede ser muy productiva.

Económicamente, tiene las mismas ventajas que compartir de la manera habitual. De cara a la vida social, probablemente sea una opción más “tranquila”. El que esto sea un punto a favor o en contra, depende de las prioridades de cada persona.

El acuerdo al que llegamos nosotros fue un alquiler de 600 libras al mes, pero pagando semanalmente y con un preaviso por nuestra parte de tan sólo una semana, puesto que estábamos pendientes de una oferta de trabajo que posiblemente nos hiciese dejar la ciudad casi de un día para otro. Efectivamente así fue, por lo que sólo pasamos en esa casa unas cuantas semanas. Aún así, personalmente me parece muy recomendable (aunque es cierto que no es tanto algo que se busque, sino más bien una oportunidad que puede surgir en un momento dado).


Alquilando un piso en Edimburgo:


La oferta de trabajo para Ana llegó un miércoles, para incorporarse el lunes siguiente. Suponía mudarnos de Cambridge a Edinburgh, casi 600km. Pero era una oferta interesante, así que alquilamos un coche para el domingo por la mañana (nuestros trabajos en Cambridge merecían la cortesía de no dejarles tirados el viernes y el sábado), y llegamos a la capital escocesa a la hora de comer. Buscamos un guest house para los primeros días (esta vez, con la experiencia del aterrizaje inicial, reservamos directamente para 5 días) y el lunes Ana se fue a trabajar y yo empecé a buscar casa.

Nuestra situación había cambiado un poco respecto a la primera vez, y decidimos alquilar un piso pequeño, de una habitación, a través de una agencia. Teníamos el contrato de Ana, y los ahorros que habíamos acumulado en Cambridge, en una cuenta de Reino Unido. Este detalle es importante, porque para alquilar un piso en Reino Unido la mayoría de las agencias exigen ver el estado de tu cuenta en un banco nacional.

Después de ver aproximadamente una docena de pisos durante los tres primeros días, tuvimos que elevar un poco el presupuesto inicial, porque todo lo que estábamos encontrando resultaba muy decepcionante. Los pisos que tenían mejor pinta resultaban alquilados tan rápido que la mayoría de las veces me llamaban de la agencia para cancelar la visita, y los que llegaba a ver eran… poco habitables. Efectivamente, al pasar de 550 a 650 encontré un piso que me gustaba, y decidimos alquilarlo sin esperar a que lo viese Ana, porque la experiencia nos decía que para entonces ya no estaría disponible.

El piso quedaba libre una semana después, así que tuvimos que alargar la estancia en el Guest House hasta los 10 días. Pero ya con el contrato firmado, y con la tranquilidad adicional de una agencia gestionando el alquiler. Encontrar alojamiento en Edimburgo puede resultar un poco complicado, porque la demanda es muy grande y la oferta es limitada. Los precios, evidentemente sin llegar a los de Londres, son elevados para la calidad de la oferta (en general las casas son antiguas y bastante mal aisladas.

Cosas que nos parecen importantes a la hora de escoger, además de la cuota de alquiler y los impuestos (council tax), son el sistema de calefacción (gas central heating funciona en general mucho mejor que electric heating), el doble acristalamiento de las ventanas (double glazed windows), y evitar los bajos (en Reino Unido el problema de roedores es muy real). Evidentemente hay mil cosas más, como escoger un barrio que nos guste, que esté bien comunicado, luminoso… pero los puntos que destacamos pueden no ser lo primero en lo que pensamos los españoles.

Nuestra cuota de alquiler en este piso era de 625 libras, a las que hay que añadir otras 120 de impuestos, unas 140 de gas y luz (el piso era un ático de techos altos, por lo que mantenerlo calentito salía caro en invierno), y 25 de internet.

El contrato que firmamos obligaba a una estancia minima de 6 meses, con dos meses de preaviso para ambas partes, y un depósito a recuperar al final, igual a la cuota de alquiler más 100 libras. Esto parece ser muy habitual, y en general estas 100 libras adicionales cuesta recuperarlas, porque las agencias intentan utilizarlas para hacer una limpieza general antes de que entre el siguiente inquilino. En nuestro caso, antes de firmar el contrato de alquiler, una agencia independiente realizó un inventario muy detallado del piso, al que nosotros añadimos algunas fotos con pequeños desperfectos que encontramos y de los que no queríamos ser responsabilizados. El día que dejamos el piso, vino nuestro agente a realizar una inspección rápida, y nos confirmó que nos correspondía el 100% del depósito. Al día siguiente nos hicieron el ingreso.

Nosotros estuvimos casi dos años en el piso, y la agencia se comportó correctamente en todo momento (antes de entrar a vivir, durante las pequeñas averías, y al terminar el contrato) y nos avisaron con casi 3 meses de la intención de la dueña de vender el piso, por lo que tuvimos mucho tiempo para buscar nuestro siguiente hogar.


Alquilando un piso en una ciudad dormitorio


Cuando nos enteramos de que la casa en la que vivíamos se ponía a la venta (otra vez), decidimos que podía ser una oportunidad para trasladarnos a un piso más cerca del trabajo (los dos trabajamos fuera de Edimburgo).


Dunfermline es una ciudad pequeña a unos 30 minutos de Edimburgo. Nos resulta muy conveniente, porque trabajamos cerca, y está los suficientemente cerca de la capital y sus muchos atractivos como para poder ir siempre que nos apetezca. Además, el alquiler resulta notablemente más económico, y tiene zonas muy atractivas, como el parque de Pittencrieff y la Abadía. También encontramos que hay urbanizaciones de nueva construcción (casi imposibles de encontrar en la capital), bien aisladas, y con las instalaciones nuevas.

Visitamos unos cuantos pisos, y el que más se ajustó a lo que buscábamos resultó ser de un particular, y no una agencia. Volvíamos a la situación del primer piso de Cambridge, teniendo que pagar una señal en efectivo para reservarlo. Sin embargo, ahora conocíamos el registro de caseros, que supone una pequeña garantía adicional. Antes de ir a ver el piso ya habíamos comprobado sus credenciales y, como no habíamos visto nada raro (y el piso nos gustaba), pagamos la señal. Firmamos el contrato unos días después (nuevamente tenemos dos meses de preaviso, aunque esta vez el depósito ha sido más elevado, dos meses de alquiler), y ya llevamos algunos meses en el piso. Nada más entrar a vivir, se nos averió la lavadora. Llamamos al dueño, y al día siguiente apareció con su padre y una lavadora nueva.

El alquiler aquí es, efectivamente, más moderado (475 libras). El ayuntamiento cobra más o menos los mismos impuestos, pero la diferencia en las facturas es enorme, pasando de las 140 de Edimburgo, a 40 libras (aún no ha llegado el crudo invierno, pero sirva como referencia).


Conclusiones:


La decisión de cambiar de país conlleva estar dispuestos a luchar, esforzarse, aprender... y esto incluye la búsqueda de casa. Reino Unido tiene mucho que ofrecer, pero es un país distinto al nuestro, y hay que saber adaptarse.

Las casas aquí tienden a ser antiguas, enmoquetadas, mal aisladas y con instalaciones que nos pueden parecer obsoletas. Vale la pena buscar bien, elegir un tipo de alojamiento que se adapte a nuestra situación particular, y dentro de esta categoría contactar con todos los anuncios que veamos en el momento de nuestra búsqueda. Los caseros (o inquilinos buscando compañeros) saben que van a recibir docenas de solicitudes en cuanto pongan el anuncio, así que procurad ser rápidos. En general, enviar un e-mail es casi como no hacer nada. Lo ideal es, sin duda alguna, llamar por teléfono. Pero si no os sentís confiados con el inglés todavía, enviad mensajes de texto. Revisad las páginas de anuncios continuamente, obsesivamente incluso, y concertad la cita lo antes posible.

Una vez en la casa candidata, hablad todo lo que podáis con la persona que os la esté enseñando. Haced todas las preguntas que necesitéis, dejar a esa persona hacer sus preguntas, mostraos abiertos... Van a tener muchos candidatos para elegir, así que si os gusta sed rápidos en tomar la decisión.

¡Mucha suerte!

Uno de los hitos importantes cuando llegamos a Reino Unido, y por el que todos tenemos que pasar, es el de encontrar alojamiento. Las circunstancias y necesidades varían mucho de unas personas a otras, pero generalmente es un punto muy importante en la lista de tareas iniciales.

Nosotros hemos pasado por varias etapas durante los años que llevamos en U.K., y en este artículo detallamos un poco las cifras, ventajas e inconvenientes de cada posibilidad, siempre de acuerdo con nuestra experiencia particular.

Kommentarer


Otras entradas

Publicaciones destacadas

 

Publicaciones recientes

 

Archivo

Búsqueda por etiquetas

Somos una pareja que decidió ir a probar suerte a la islita de Gran Bretaña, con la intención de mejorar "un poquito" el nivel de inglés.

Nuestro primer año trabajamos de lo que pudimos con el inglés que teníamos; kitchen porter, glass washer, waiter/waitress, sales assistant... Hasta que un día nos atrevimos a buscar "de lo nuestro" y lo encontramos.

Ya  llevamos 3 añitos viviendo "fuera", y hemos tenido un montón de buenas y no tan buenas experiencias estando lejos de casa. Hablaremos de nuestra experiencia con el alquiler de casas, los bancos, los impuestos, la seguridad social, etc...; de viajes, porque uno no quiere volver a su pais y no haber explorado bien el lugar en el que ha pasado tanto tiempo (y, ya que estás fuera, ¿por qué no visitar otros paises?); y recetas, porque intertar alimentarse decentemente es de lo más difícil, os lo aseguramos.

bottom of page