Paseando por Culross
- sobre-vivirljosdcasa
- 20 ene 2016
- 3 Min. de lectura
Culross es un pueblecito pintoresco que está en lo orilla norte del Forth, a tan solo 16 km de Dunfermline, o 38 desde Edimburgo.
Tiene muchas cosas que ver, desde una preciosa abadía hasta el antiguo palacio (más bien una casa señorial), pero simplemente por dar un paseo por la orilla, sintiendo el viento en la cara y viendo el malecón de madera y los botes meciéndose en el agua, ya vale la pena la visita.
Nosotros aparcamos el coche junto a la abadía, porque las callejuelas del pueblo son estrechas y empinadas; pero si váis en autobús, el 9 desde Dunfermline os deja justo en frente del palacio, en el centro del pueblo. Como la ruta que proponemos es circular, no importa mucho el punto de partida.
La abadía de Culross data del siglo X!!!, y a los fanáticos de Harry Potter les gustará saber que se cree que se construyó allí por ser el lugar de nacimiento de San Mungo (para los que no lo sepáis, San Mungo es el Hospital de Enfermedades y Heridas Mágicas, oculto a los muggles bajo la apariencia de unos almacenes abandonados). Curiosidades frikis aparte, Culross Abbey es muy bonita. Tiene una zona de ruinas, donde se puede pasear entre los cimientos y las antiguas arcadas, y una zona mejor conservada que a día de hoy es la parroquia local (Iglesia de Escocia).

Tras visitar la abadía, bajamos por la cuesta que serpentea desde la carretera hasta el corazón del pueblo. Al entrar en el casco urbano, ya podemos apreciar que las casitas están muy bien cuidadas, y que todo resulta agradable y acojedor. Vamos a seguir bajando la pendiente hasta llegar a la orilla del Forth River, y desde allí pasearemos hacia el oeste (con el río a nuestra izquierda). De frente y en la orilla, estaremos viendo los botecitos de pesca, y el precioso malecón de madera, digno de cualquier postal. Mientras tanto, a la derecha vamos viendo algunos de los edificios principales: la casa del pueblo, que fue en su día sede del gobierno local y también prisión, o el palacio, con su llamativa fachada amarilla y unos jardincitos.

Cuando hayamos tenido suficiente malecón, podemos alejarnos un poco de la orilla y acercarnos a ver con más atención la Town House. Es un edificio atractivo, en piedra, con la torre del reloj y las escaleras de acceso marcando su simetría. A su lado, el llamado Culross Palace, que en realidad fue la residencia de un acaudalado industrial que dotó al pueblo en su día de bastante importancia en la industria del carbón. La entrada al palacio y los jardines cuesta 10.50 libras.
Llegados a este punto tenemos dos opciones. Si habéis pensado hacer la ruta circular, que sale del pueblo para pasear por los sembrados hasta West Kirk, es buena idea llevar unos bocadillos para comerlos en el campo. Si prefirís quedaros por el pueblo, el pub The Red Lion tiene muy buena fama, y hemos pasado por delante cuando bajábamos hacia el río.
Nosotros decidimos visitar la pequeña capilla, así que salimos del pueblo río arriba, y nos metemos por un caminito que para subir entre campos sembrados, dejando el río a nuestra espalda, hacia West Kirk (está indicado con en un letrero muy pequeñito).
Después de un pequeño ascenso que se hace bastante llevadero, llegamos a una diminuta capilla rodeada de lápidas muy antiguas y desgastadas, pero con un misterioso atractivo. Podemos entretenernos un rato leyendo nombres y epitafios originales, y finalmente emprenderemos el camino de vuelta a la abadía, cogiendo un desvío a pocos metros de donde nos encontramos.

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